¡Hola Familia!
Hoy voy a compartirles un cuento y una propuesta para elaborar y divertirse
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:
– ¡Qué tontería! – decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!
– ¡Qué pérdida de tiempo! -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografiar.
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo cosas y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un
elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que parecía una gran y ridícula máscara, muchos se reían tanto al verlo aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.
Además, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar.
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reír al verlo, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡Incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.
Ahora que disfrutaste de este cuento, te propongo fabricar tu propia cámara de fotos con alguna caja que encuentres en casa. Por último imagínate cuales fueron los animales que salieron en las fotos del elefante y dibujalas en una hoja.