Había una vez un niño cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo hacia la luna, pero tenía tan poco dinero que no podía comprar ninguno. Un día, junto a su casa vio la caja de uno de sus cohetes favoritos, pero al abrirla descubrió que sólo contenía un pequeño cohete de papel averiado, resultado de un error en la fábrica.
El niño se entristeció mucho, pero pensando que por fin tenía un cohete, comenzó a preparar un escenario para lanzarlo. Durante muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se dedicó con toda su alma a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las estrellas y planetas para crear un espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo, pero el resultado final fue tan magnífico que la pared de su habitación parecía una ventana abierta al espacio. Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel, hasta que un compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular escenario, le propuso cambiárselo por un cohete auténtico que tenía en casa. Aquello lo alegró mucho, y aceptó el cambio.
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño extrañaba su cohete de papel, con su escenario y sus planetas, porque realmente disfrutaba mucho más jugando con su viejo cohete. Entonces se dio cuenta que se sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos juguetes que él mismo había construido con esfuerzo e ilusión.
Así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando creció, se convirtió en el mejor juguetero del mundo.
Estoy segura de que podés crear tu propio Cohete Espacial. Te dejo algunas ideas:

¿Ves el niño que está en la pintura? Ese es Juanito Laguna, un niño que pintó Berni. ¿Qué está haciendo Juanito? ¿Alguien tiene un barrilete? ¿Alguna vez remontaron uno?
Ahora les proponemos dibujar a Juanito con fibras y pegar un barrilete con papeles de colores que tengan en casa. También pueden agregar en su dibujo material descartables, como el envoltorio de las galletitas, o cartón de la leche. Todo eso puede servirte para que armes un collage, como lo hizo Antonio Berni.
¡Manos a la obra!